Niveles de contaminación atmosférica para el 2022

Actualmente los niveles de contaminación son alarmantes y todas y todos nosotros los tenemos palpables en nuestro diario vivir, escuchar e incluso respirar.

Lorena Penagos

Hay diversos conceptos que se deben considerar para medir la calidad del aire: el ozono, (O3) dióxido de carbono (Co2), monóxido de carbono (CO) y las partículas suspendidas como el polvo, hollín, cenizas, metal, cemento, polen, entre otras que se identifican como PM10 y PM2.5, y su valor de referencia se mide en partes por billón (ppb).

En México el índice Metropolitano de Calidad del Aire (IMECA), este año, se ha superado 5 veces, por lo que se ha tenido que recurrir a las medidas de contingencia ambiental, pero desafortunadamente, esto no solo sucede en nuestro país, o en la Ciudad de México, que por cierto es una de las más contaminadas, es una situación a nivel mundial.

Actualmente los niveles de contaminación son alarmantes y todas y todos nosotros los tenemos palpables en nuestro diario vivir, escuchar e incluso respirar. Es tal la afectación que nos daña y ha dañado nuestro organismo o al de nuestras familias, que ha cambiado nuestra forma de proteger nuestra salud, hoy día tenemos que llevar a cabo acciones que no tendríamos que realizar.

Después de haber sobrevivido a una pandemia, es inaceptable que sigan existiendo siete millones de muertes evitables e innumerables años de buena salud prevenibles debido a la contaminación del aire. La contaminación mata nueve millones de personas al año, el doble que el covid-19.

Casi toda la población mundial (el 99%) respira un aire que supera los límites de calidad del mismo establecidos por la Organización Mundial de la Salud y que pone en peligro nuestra salud, respirando niveles insalubres de partículas finas y de dióxido de nitrógeno. Los más expuestos son los habitantes de los países de ingresos bajos y medios según los resultados de la actualización 2022 de su base de datos sobre la calidad del aire.

Estos resultados han llevado a la Organización Mundial de la Salud a subrayar la importancia de frenar el uso de combustibles fósiles y tomar otras medidas tangibles para reducir los niveles de contaminación atmosférica.

Del aire a nuestros pulmones y de estos a nuestra sangre; la base de datos sobre el daño que la contaminación atmosférica provoca en el cuerpo humano ha crecido rápidamente y apunta a un daño significativo causado incluso por niveles bajos de muchos contaminantes atmosféricos.

Las partículas, especialmente las PM2,5, son capaces de penetrar profundamente en los pulmones y entrar en el torrente sanguíneo, causando impactos cardiovasculares, cerebrovasculares (ictus) y respiratorios.  Cada vez hay más pruebas de que las partículas afectan a otros órganos y causan también otras enfermedades. El dióxido de nitrógeno (NO2) se asocia a enfermedades respiratorias

La OMS estima que más de 13 millones de muertes al año en el mundo se deben a causas ambientales evitables. Por lo que la base de datos de 2022 tiene por objeto vigilar el estado del aire en el mundo y contribuir al seguimiento de los progresos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con salud.

La actualización de 2022 introduce por primera vez mediciones en tierra de las concentraciones medias anuales de dióxido de nitrógeno (NO2), un contaminante urbano común y precursor de las partículas y el ozono.  También incluye mediciones de partículas con diámetros iguales o inferiores a 10 μm (PM10) o 2,5 μm (PM2,5).  Ambos grupos de contaminantes se originan principalmente en las actividades humanas relacionadas con el uso de combustibles fósiles.

El programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que cumple en este 2022 cincuenta años trabajando multilateralmente para la solución de estos problemas, está enfocado a la triple emergencia planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Por lo que dice que los países deben cumplir con sus compromisos actuales de restaurar 1000 millones de hectáreas de tierras degradadas y hacer compromisos similares para las áreas marinas y costeras.

Los problemas energéticos actuales ponen de manifiesto la importancia de acelerar la transición a sistemas energéticos más limpios y saludables.

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